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Desde Egipto – Israel Nació para la Gloria de Dios

Jul 15, 2025 | Estudio

Exodo 1: 1-7 Estos son los nombres de los israelitas que llegaron a Egipto con Jacob, cada uno con su familia: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Benjamín, Dan, Neftalí, Gad y Aser. Los descendientes de Jacob eran en total setenta personas, incluyendo a José, que ya estaba en Egipto. José murió y también sus hermanos y toda aquella generación. Como los israelitas eran fecundos, se multiplicaron sobremanera, se hicieron fuertes y llenaron el país.

 

Escudriñemos:

En estos versículos podemos ver cómo el Eterno multiplica. Llevó a Israel a Egipto siendo tan solo una familia: la familia de Jacob. Sus hijos, cada uno encabezando una tribu de Israel, con sus esposas y sus descendientes, eran tan solo 70.

 

Uno de los propósitos de llevarlos a Egipto ,recordemos, fue para preservarlos, porque había una gran hambruna en la tierra (Génesis 41:54-57). Y el Eterno ya había permitido que José, hijo de Jacob, fuera vendido a los mercaderes (Génesis 37:28) y, después de tribulaciones, llegara a ser la mano derecha del rey de Egipto (Génesis 41:39-41).

Otro propósito fue multiplicarlos y hacerlos poderosos, porque dentro del plan del Eterno estaba formar a Su pueblo, hacer de esta familia de Jacob, que solo eran setenta personas, una nación que hizo fuerte y propia, así lo declara Moisés al pueblo antes de entrar al tierra prometida ,con estas palabras: (Deuteronomio 26:5) Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa.

 

El Eterno lo ratifica a través del profeta Isaías proclamando estas palabras:

 

Isaías 43:1 Ahora, así dice el Señor, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.

por otro lado, haciendo una analogía, es como si Egipto fuera un vientre donde forma y crece un hijo; de la misma manera gestó Dios a la nación de Israel.

 

Isaías 44:2 Así dice el Señor, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre,
el que te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.

 

El Eterno lo confirma por boca del profeta Isaías al proclamar:
Isaías 43:1 Ahora, así dice el Señor, tu Creador, oh Jacob, y tu Formador, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.

 

La palabra hebrea para “formador” es Yatzar (יצר), que significa moldear, como lo hace un alfarero con el barro. Esto nos revela algo profundo: la opresión no es en vano, sino parte del proceso con el que el Eterno moldea nuestro carácter. Así como el barro toma forma en las manos del alfarero, nuestras vidas son transformadas para reflejar el carácter de Aquel que es nuestro modelo: Yeshúa el Mesías. Y el propósito final es que lleguemos a la estatura de Él, como vasos útiles para Su gloria.

Y todo este deseo del Eterno de formar a Israel fue para mostrar su gloria, darse a conocer no solamente a ellos, sino a través de ellos a las generaciones venideras y a todas las naciones del mundo hasta el día de hoy para Su alabanza, ser luz y anunciar Salvación.

 

Isaías 49:6 Yo te puse por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra.

 

Isaías 43:21 Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará.

 

Deuteronomio 28:10 Y todas las naciones verán que el nombre del Señor es invocado sobre ti, y te temerán.

 

De igual manera, nos ha formado a nosotros en el corazón de Dios, no somos fruto del azar ni de circunstancias humanas, sino de un propósito eterno. Uno de sus propósitos con nosotros es que seamos testigos, que demos fe y testimonio de su grandeza, de su amor y de su misericordia, no solo con palabras, sino con hechos, delante de nuestros prójimos y donde quiera que nos encontremos.

 

Isaías 43:10 Vosotros sois mis testigos, dice el Señor, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy.

 

Efesios 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

 

1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

 

A través de este pasaje podemos contemplar la soberanía y el poder de Dios. Él tiene un plan perfecto, y nosotros, que ahora a través de Yeshua venimos a ser parte de la nación de Israel, hacemos parte de ese plan divino.
Gálatas 3:29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

 

Recuerda que hemos sido llamados con un propósito divino, y no podemos vivir con indiferencia. Ser llamados por Dios conlleva responsabilidad: ser luz en medio de las tinieblas, ser voz de verdad en medio del ruido del mundo, y reflejar el carácter de Aquel que nos formó para Su gloria.

 

Sí, para Su gloria. En Egipto se gestó Israel, para mostrar la gloria de YHWH a las demás naciones. Y de Egipto también llamó a Su Hijo Mateo 2:15, Oseas 11:1, cuando era niño, junto con José y María, quienes se refugiaban allí para salvaguardar Su vida porque Herodes había decretado la muerte de todos los infantes menores de dos años Mateo 2:16.

 

Y Yeshua vino para mostrar la gloria de YHWH al mundo.
Juan 1:14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

 

Para concluir, es una gran verdad: el Eterno ha mostrado Su gloria a través de Israel, luego a través de Su Hijo, y ahora la revela también por medio de nosotros, porque hemos sido injertados en Su pueblo, y somos parte de Israel espiritual. Guardamos Sus mandamientos y el testimonio de Yeshua, y eso nos convierte en portadores de Su luz y participantes de Su plan eterno.

 

Que nunca olvidemos que fuimos llamados para reflejar Su gloria, para ser testigos fieles de Su verdad y para anunciar Su nombre a todas las naciones, hasta que Él venga.

 


 

Si este mensaje ha tocado tu corazón y te ha recordado el propósito eterno con el que fuimos llamados, te invito a compartirlo con otros. Que la luz y la verdad del Eterno sigan expandiéndose, y que muchos más puedan conocer Su amor, Su llamado y Su gloria. ¡Comparte el enlace y sé parte de lo que Dios está haciendo con todos nosotros!