¿POR QUIÉN Y PARA QUIÉN FUE ESCRITA LA BIBLIA PARTE II?

¿POR QUIÉN Y PARA QUIÉN FUE ESCRITA LA BIBLIA? PARTE II

 La llamada de nuestro señor llegó a Abraham, mencionando la promesa que su  descendencia sería como las estrellas en el cielo. Abraham: Génesis 17:4-8  4

En cuanto a mí, he aquí, mi convenio es contigo: Serás padre de muchas naciones.


Así se ve reflejado el poderío de Nuestro Señor, el cual le dice a Abraham que de él se hará una multitud, un pueblo de millares de personas así tantas como las estrellas que hay en el  cielo; Así es como nosotros hoy en día somos parte del linaje de Abraham, quien venía de un pueblo donde se veneraban a múltiples dioses, pero fue Dios Nuestro señor quien escogió a Abraham para ser el originario de su Pueblo, su descendencia trajo consigo a Ismael cuya madre fue Agar, la sierva de Sara, de la misma forma que tuvo a Isaac con sara, este último siendo considerado su primogénito; Isaac Génesis 17:21  

 

“Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene”

Es gracias a la descendencia de Isaac, que se continúa el regalo que Dios le dio a  Abraham, por la unión de Isaac con Rebeca, que da a lugar a doce hijos, entre estos hijos destaca la llegada de Esaú y Jacob, quienes compartieron el vientre de Rebeca, y siendo Jacob quien terminó obteniendo la primogenitura. De esta forma es como Jacob,  Jacob Génesis 35:9-11, continúa con la promesa que Dios  le concedió a Abraham. 



 

El nombre de Jacob es cambiado a Israel el cual significa: Gobernado por Dios, de donde nacen las doce tribus de Israel, la importancia de este regalo se refleja en el hoy, en la importancia de regresar a las antiguas costumbres establecidas por Dios,  

 

por ser gobernado por Nuestro señor, siguiendo sus mandatos del creador de los cielos y la tierra, esto lo  ratifica  Génesis 28: 13-18

 

“13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti ya tu descendencia. 14 será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. 15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueras, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. 16 Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. 17 Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo. 18 Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella.”

 

 

Es así como llega Moisés, cuya madre lo salvó al colocarlo en la canasta, siendo encontrado por la hermana del faraón de Egipto, siendo el un Israelita, (recordando que antes de Jacob el pueblo era conocido como los hebreos), en el momento que defiende a un Israelita del ataque de un egipcio, y termina acabando con su vida, es  cuando su viaje comienza, mientras se dirige al desierto Dios lo escoge Éxodo 3:1-10.

«Apacentando a Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el  Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía».

Al mencionar Jacob cuan terrible es este lugar, el mensaje que quiere transmitir es lo  sobrenatural del sueño que experimentó, ahora también siendo Jacob quien recibe la  promesa de Dios, y así el inicio de la gran familia. La cual afrontó la gran hambruna que existía en la época, entrando a Egipto, las setenta personas que la conformaban,  entre estos destaca José el soñador, quien predijo los siete años de abundancia y los siete años de hambruna que afronta Egipto, llegando a ser el segundo al mando de Egipto, por debajo del faraón, no fue hasta el fallecimiento de este último que los ojos hacia los hebreos cambiaron, y el pueblo hebreo fue esclavizado por cuatrocientos treinta años, siendo el momento en que Dios escucha el clamor de su pueblo Éxodo 3: 7.

 

 

La palabra del Señor termina llegando a Moisés, así inicia el pacto de Dios con Moisés , para lograr la salvación de su pueblo. El objetivo es que los egipcios creyeran, Dios otorgó a Moisés la profetización de las plagas que Egipto  afrontó, fue el cumplimiento de las profecías lo que le hizo cambiar de parecer al faraón y permitir la libertad del pueblo de Dios. El pueblo, gracias a Moisés cruzó el mar rojo, lo que fue el inicio del viaje por el desierto hacia la tierra prometida, (entraron 70 personas a Egipto y salieron 3.000.000 millones de  hombres sin contar ancianos, mujeres y niños) al transcurrir los cincuenta días del viaje llegó uno de los grandes regalos de Dios, en elmonte Horeb, las  tablas de piedra que grabado en su superficie tenía los diez mandamientos, las ordenanzas del único y verdadero Dios como señal entre Él y Su pueblo, para que fueran únicos, diferentes, que hicieran un cambio entre todos los otros, dándole a sus vidas un valor,  Éxodo 20:1-21.

 

«Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, de la tierra de la servidumbre.”

Es grandioso como hay en el año cincuenta y dos semanas y cada semana un día de  encuentro, dedicado a Él, entrar en comunión y deleite con Dios, ya que en seis días  creó Dios el cielo y la tierra y el séptimo fue hecho para deleitarse en su creación, de acá que este día es el ideal para glorificar y llenarse de gozo por su regalo.

“Honra a tu padre y a tu madre, para que seas de larga vida en la tierra que el Señor tu Dios te da”.

Este mandamiento confiere promesas, cuando honramos a nuestros padres, no es  más que obtener conocimiento del padre, aprendiendo y evitando caer en errores. 

“No matarás”.  “No cometerás adulterio”. “No robarás”. 

 

El adulterio no solamente es con la pareja, también cuando miramos a dioses ajenos. No podemos mentir para congraciarse o calumniar de la misma forma.

“No darás falso testimonio contra tu prójimo”. 

“No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”. 

Cuando el pueblo vio los truenos y relámpagos y oyó la trompeta y vio la montaña humeante, temblaron de miedo. Se quedaron a distancia y le dijeron a Moisés: “Háblanos tú mismo y te escucharemos. Pero que Dios no nos hable o moriremos”. Moisés le dijo al pueblo: “No tengan miedo. Dios ha venido a probarnos, para que el  temor de Dios esté con vosotros para guardaros de pecar.” “El pueblo permaneció a distancia, mientras Moisés se acercaba a la espesa oscuridad donde estaba Dios”. 

Tan solo una porción de la escritura es suficiente para ver como el Dios de los cielos  y la tierra se manifestó, se hizo sentir, no sólo a Moisés, sino también a casi tres millones de personas presentes, importante recordar que al identificarse lo hizo como: “Yo Soy el Dios de Abraham, Issac y Jacob”, ofreciendo su decálogo, mandatos para ser regidos bajo Su Palabra

La gran verdad de Su Palabra, refleja como si queremos amar a Dios y conocerlo verdaderamente no hay mejor forma que por medio de Jesús, de su testimonio, de  la Palabra que El Señor ha dado desde el Génesis, importante recalcar que todo lo  que conocemos como el Nuevo Testamento aun no estaba registrado, ya que estos fueron los hechos acontecidos con Jesús y su vida ministerial, donde El  vino a enseñarnos como vivir bajo la voluntad del Padre cumpliendo sus  mandamientos, preceptos, ordenanzas, estatutos que entregó a Su pueblo en el  Sinaí a través de Moisés, Jesús enseñó sobre el libro de Deuteronomio, que es el  Pacto Renovado.

 

El único Dios verdadero, lleno de majestad entrega Su Palabra para Su pueblo Israel, y  a todo aquel que lo acepte como su Dios, se someta a su señorío, y obedezca Su Instrucción: Aquella que fue dada a Moisés, la Palabra fue escrita para ti, para mí, para cualquier persona que la reciba y decida convertirse al Dios de Israel:  haciéndose prosélito, como lo fue Rahab, Ruth, Lucas y otros. 

 

La Biblia también describe cómo el pueblo crece, el antiguo testamento cuenta la historia de dos mujeres, que, no siendo parte de ese pueblo, en su corazón determinaron amar a el Dios de Abraham, Issac y Jacob, siendo Rahab, la mujer que  cuando Josué y Caleb y las otras diez personas que fueron con ellos a inspeccionar la tierra de Canaán, para ver que podrían encontrar, descubriendo que no eran bienvenidos, fue Rahab quien les dio alojo a Caleb y Josué, cuando el gobernador inspeccionó la casa en búsqueda de ellos, negó su presencia protegiéndolos, al Josué ver esto, como ella decide amar a Dios muestra como alguien que era una extranjera acepta los mandatos de su Señor, y de ahí curiosamente, de ella viene el  linaje del rey David, siendo Rahab la tatarabuela de este rey.

 

En una época de hambruna, Noemí con su esposo Elimelec dejaron Belem, junto  con sus dos hijos: Quelion y Mahlón quien se casó con Rut, donde permanecieron  diez años en Moab, al morir Elimelec y sus hijos, dejando viuda a Noemi, que decide  regresar a Belén, donde le dice a Rut que se vuelva a casa, pero esta última se niega, alegando que su pueblo es el de ella también, regresando juntas a Belén, donde a  través de su linaje vendría Jesús, Rut sería conocida años después por ser la abuela del rey David, gracias a transformar su vida, quien en su momento era una moabita. Rut nos representa a cada uno de nosotros, si bien no somos parte del linaje de David, aceptamos a Dios como parte de nosotros y Él nos acepta como parte de El gracias a ser gobernado al seguir sus lineamientos. Nos planteamos que al igual que Rahab no importa los inicios de cada quien sino entrar en el sendero del pueblo del Señor. 

 

En el nuevo testamento aparecen nuevos prosélitos, los primeros que recibieron al mesías como el hijo de Dios fueron los judíos, así también Lucas el famoso médico que anduvo con Pablo en muchas ocasiones debido a que este último se encontraba  enfermo, quien llegó a ser más que un simpatizante de las sagradas escrituras.

Lucas era proveniente de las tierras que hoy son Turquía y que, tras convencerse  tanto dejó sus creencias aceptando a Jesucristo como ese Mesías prometido, también se instruyó en el Manual de Vida de Dios pues Su Palabra está vigente  tanto antes como ahora. Otros prosélitos como el de Nicolas que se registraron en Hechos 6: 4-5  y muchos otros prosélitos, aceptando y apoyando a Jesús, siendo estos descritos en el antiguo testamento como aquellos que trazaron su vida a la tierra de Israel, pero ahora ha cambiado, no tenemos que estar en esas  tierras pues la palabra de Dios es extendida a todos, donde quiera que estemos, si creemos en el Señor Jesucristo como el Mesías enviado por Dios siendo El el  testimonio vivo y obedecemos la Instrucción de Dios, entonces venimos a ser prosélitos y de esta manera entonces somos parte de Su pueblo como esta  escrito en  Gálatas 3: 29

 

“Si sois de Cristo, entonces sois linaje de Abraham, y herederos según la promesa”. 

 

Esto significa que amamos al Padre, como a Su Palabra, siguiendo Su Instrucción de vida, y recibiremos las promesas que nos provee, un privilegio, debemos decir entonces que la Biblia fue escrita para nosotros quienes aceptamos a Dios y a Jesús como su hijo, perteneciendo así a su familia y recibiendo su llamado, Israel es más que una tierra, es su pueblo y somos nosotros!!.